Alcalá, un romance imposible
No se puede estar enamorado de algo o de alguien que nada da a cambio. En este caso es una ecuación compleja porque uno da mucho y recibe poco, o nada. Y este es el caso de muchos alcalareños y entre ellos me incluyo yo.
Leyendo la noticia de nuevo, del fallecimiento del actor Cesáreo Estébanez, conocido por su famoso papel en la serie televisiva Farmacia de Guardia. Me invade una cierta envidia, al leer eso de “soy un enamorado de Alcalá”… y además por unos asuntillos que se guarda el desaparecido actor para sí mismo. Pues bien, a mí me gustaría ser Chovinista, profeta en mi tierra, Alcalareño como el pan, como los molinos, como mi propio apellido, Gandul…pero no me sale, y digo bien, no me sale, porque me he cansado de ver un pueblo dejado de la mano de sus mandatarios, porque me excedería si los llamase políticos, harto de la Alcalá del mangazo, la Alcalá utilizada como un pueblo dormitorio, que solamente lo utilizan personas que vienen de la ciudad por y para su comodidad, un pueblo con una tasa de paro, digan lo que digan demasiado alta.
Sin hablar del alto grado de delincuencia y de múltiples atracos acaecidos últimamente en Alcalá. Una Alcalá completamente apagada, y no solamente a tenor de los cortes de luz del barrio del campo de las beatas…sino en líneas generales. Uno ya no puede ni debe dormir tranquilo desde hace mucho tiempo. Si le ponemos música de Ennio Morricone, podría denominarse ‘Alcalá ciudad sin ley’…
Esta es una Alcalá con un rico patrimonio que se hace trizas, y además que poco importa. Esta es la Alcalá de la ocupación y un largo etcétera… Mientras tanto, nosotros, los alcalareños de a pie, sí hacemos por mantener este idilio con una Alcalá que poco nos corresponde, como es pagar nuestros impuestos, hacer compras en un centro, que por otro lado entre los alquileres abusivos por parte de sus propietarios y los impuestos, por parte de quien proceda para llenar más sus arcas, están haciendo que éste se suicide a pasos agigantados.
Que la Alcalá de mis abuelos, y que por cierto, éstos no eran de aquí, y vivían mejor que en sus respectivos lugares de origen es obvio y no es la Alcalá de hoy…. Pero que la Alcalá que nos ocupa no es ni el reflejo de lo que pudiera ser, también es cierto.
No todo es pan, molinos, dragón, Oromana, pintores, soleá, castillo…Alcalá de Guadaira es un lugar maravilloso al cual ya no me siento tan orgulloso de pertenecer como lo hiciera hace algunos años, gracias a algunos o por lo menos mientras dure la dictadura política actual.
Todos los alcalareños nos merecemos algo más. Un romance con un final feliz.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
JESUS GANDUL