Concentración por el joven que falleció el pasado día 8
Ayer domingo 12 de enero tuvo lugar una concentración in memorian por Lucas, el joven trans que se quitó la vida el pasado día 8 en el Parque Oromana. La concentración a la que asistieron familiares y amig@s se llevó a cabo en la Plaza Nueva de Sevilla.
El acto ha sido convocado por la Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera y la Asociación de Familias de Menores Transexuales. Desde ambas entidades se denunció que de nuevo tiene lugar un caso más de transfobia y han pedido a las instituciones «herramientas que trabajen con familias y entidades y acabar con la lacra ¡No son suicidios, son asesinatos!».
Comunicado de Chrysalis
Los hechos denunciados sucedieron el pasado día 8 en el Parque Oromana, el joven fallecido era Lucas un chico de 21 años. Fueron dos guardas del parque los que lo encontraron ya fallecido sin que se pudiera hacer nada por su vida.
por publicar íntegramente el comunicado hecho público por Chrysallis, la asociación de familias de menores trans, y que según la activista y diputada socialista en la Asamblea de Madrid Carla Antonelli ha sido consensuado con la familia del joven:
«Ha vuelto a suceder. Una vez más y debería ser la última. Una vez más nuestras voces se quiebran desde lo más hondo de nuestro ser. Hoy nos vuelven a invadir la impotencia, el dolor y la incomprensión ante tanto odio sutil. Desde Chrysallis reivindicamos el derecho de todas las personas trans a una vida libre de violencia. No es suicidio, es asesinato social provocado por la transfobia.
Hay muchos tipos de transfobia, está la que se ejerce detrás del visillo, la que se ejerce a hurtadillas, tirando la piedra y escondiendo la mano. Está la que ni siquiera parece transfobia porque se esconde tras una fachada de comprensión y aceptación falsas. Esta transfobia, también es odio y mata.
Todas las personas merecemos las mismas oportunidades, oportunidades para estudiar, trabajar, para enamorarnos y desenamorarnos. Construir ilusiones y llevarlas a cabo, o no, pero mantener esa ilusión como una posibilidad que nos puede acontecer, que nos puede acompañar, que nos puede hacer felices. Si esas ilusiones encuentran obstáculos a pesar de tener el apoyo y acompañamiento familiar, pueden esfumarse y dar paso a la desesperación.
No nos cansamos de repetir una y otra vez que la transfobia mata.
Denunciamos a esta sociedad, saturada de convencionalismos, estereotipos y creencias absurdas que se reproducen en un ciclo interminable y que debe cesar. Exigimos que se ponga fin a todo tipo de odio y violencia, incluido aquel encubierto de buenismo. Invitamos a la reflexión, a la de todas aquellas personas que escudadas por la intimidad de lo que se cuece en las cocinas de sus hogares, se piensan inocentes y se exculpan y lamentan en la distancia y tras los muros.
Reclamamos protección. Las familias solas no podemos. Es imprescindible una sociedad y unas estructuras públicas y legales que garanticen una vida feliz y plena en derechos para las personas trans*.
Una vez más desde Chrysallis lanzamos el grito: ¡NO ES SUICIDIO, ES ASESINATO SOCIAL!
Una vez más lloramos la pérdida de una vida que debería de haber tenido todas las oportunidades para ser vivida plenamente.
El suicido no tiene género, condición, religión, edad, etc… no se debería haber tratado bajo mi punto de vista ese suicidio en particular, en algo para reivindicar, ya que, si lo que se pretende es que las personas trans sean tratados como cualquier persona, no hay que etiquetar. Pienso que lo que hay que atajar es el problema del suicidio en general ya que todos somos iguales y debemos tener los mismos derechos… a no ser asesinados socialmente!!! Todas las personas que optan por el suicido tienen un problema que no saben solucionar solos, y ahí, es donde tenemos que dejar de seguir fallando y ayudar!!!
Disculpa, Ángela. Aunque parezca lógico eso que planteas, en el caso de las personas trans sí se debe decir; como también los ataques homofóbicos y los casos de violencia de género. Son tres tipos de agresión que tienen la misma raíz: el machismo y la consideración de que las personas no tenemos capacidad para entender la identidad y nuestro modo de relación con otros desde otros puntos de vista diferentes al «biologicista». Cuando la sociedad te niega una identidad sentida y debes vivir en constante lucha con tu entorno buscando el trato que como ser humano libre te corresponde; no es un suicidio, sino un asesinato como los de las mujeres a manos de sus parejas.