OKTOBER FEST
El Oktober Fest nació en Alemania allá por 1810 como una fiesta de culto a la bebida nacional alemana, la cerveza. Nació para celebrar el matrimonio entre el Príncipe Luis I de Baviera y Teresa de Sajonia y Hildburghausen y desde entonces, salvo periodos de guerra, se celebra en Munich de forma ininterrumpida.
Dicha fiesta fue importada a nuestra ciudad por obra y gracia de la Cabalgata de Reyes Magos de Alcalá (que no del centro, porque no piden el padrón municipal a la hora de hacer felices a miles de alcalareños de todas las edades) y para mayor gloria de sus honorables y maravillosos objetivos.
Alcalá de Guadaíra no se entiende sin su gabalgata de reyes cada tarde/noche del 5 de enero y todos los alcalareños de bien deberíamos sentir ese deber moral de ayudar poniendo nuestro granito de arena en forma de Paulaner o cualquier otra marca, con el añadido enseña de nuestra tierra; la sonrisa, la conversación, la alegría y la amistad.
Jamás colaborar fue tan fácil y agradable, jamás hubo objetivo más noble que el de hacer feliz a un niño o a miles de ellos y jamás un adulto tendrá una oportunidad mejor de volver a ser niño como en la noche de reyes.
Por ello quiero convertir en esta ocasión este rinconcito semanal que se me ofrece en un llamamiento público a participar en una fiesta que no por ser importada es menos importante, ayudando a personas que se pasan todo el año trabajando y dedicando el tiempo que a veces no tienen a que todos seamos un poco más felices.
Vayan al Oktober Fest, disfruten y hagan disfrutar, pásenlo bien colaborando con una de las asociaciones que mejor representa la “marca Alcalá” y hagamos patria de lo mucho y bueno que tenemos. Y cuando llegue la noche más mágica del año, pidamos que los organizadores de este evento y de la Cabalgata de Reyes de nuestra ciudad no pierdan nunca ni un milímetro de ilusión porque son absolutamente necesarios para que tengamos una Alcalá más humana, más amable, más solidaria, más de todos y para todos, más amiga de la infancia y más entrañable.
Y lo hacen sin cobrar, sin levantar la voz y sin lanzar eslóganes en redes sociales de forma constante. Esto último que lo recojan los que lo tengan que recoger y que aprendan…
Porque no por hacer una labor callada son menos reconocidos; más bien al contrario.
Juanlu Rodríguez.
