Cuando a nuestro intrépido investigador le sonó el teléfono y al otro lado de la línea se encontraba un señor mayor con acento vasco, lo último que pensó fue que estaba ante la respuesta a su enigma histórico/repostero.
Porque este señor había recibido un correo electrónico suyo y estaba encantado de llamarle y de contarle el resto de la historia.
El interlocutor vasco era nada menos que el dueño (ya jubilado) de la empresa FELIPE II, que no tercero. Esta empresa respondía al nombre de Juan Álvarez, no Antonio Aguilar, se dedicaba también a la elaboración de «exquisitos mantecados ESCORIAL» y según la oficina de patentes, ya existía desde 1909.
Este venerable jubilado le explicó a nuestro curioso alcalareño que su empresa era líder de elaboración y ventas de «exquisitos mantecados ESCORIAL» en aquella época por toda la provincia y al calor de su éxito, proliferaron multitud de empresas que plagiaron su producto y su logotipo.
Y es ese plagio el que nuestro centenario azulejo de «Exquisitos mantecados ESCORIAL FELIPE III, ANTONIO AGUILAR» cuenta y documenta.
Hoy los plagios se hacen de mil maneras, pero hace más de un siglo se plagiaba de otra forma; una forma más sencilla, más natural, si queremos también más romántica.
Los rincones de nuestra bendita Alcalá de Guadaíra deben estar llenos de estas historias con encanto y nuestro investigador, José Ignacio Martín Gandul, criado en la calle Barrio Nuevo de nuestra localidad, ha sacado a la luz una de ellas, preciosa por cierto, y eso es admirable.
Este que escribe simplemente ha puesto esta historia en negro sobre blanco y no puede más que agradecer públicamente que Ignacio compartiera SU historia conmigo y me invitara a contarla.
Muchísimas gracias por la oportunidad y enhorabuena por el trabajo realizado.
Ojalá el azulejo se haga eterno y sobreviva muchísimos años.
Y ojalá que podamos probar los exquisitos mantecados ESCORIAL FELIPE II con un café en cualquier confitería alcalareña, Nacho; yo invito.
Juanlu Rodríguez.
