La Delegación de Juventud: Una Institución Olvidada
En cualquier sociedad la juventud representa el motor del cambio, la fuerza creativa que impulsa nuevas ideas y, en muchos casos, el empuje necesario para un desarrollo sostenido. Sin embargo, cuando observamos la actuación de la Delegación de Juventud de Alcalá, resulta evidente que ese motor ha sido dejado en ralentí, casi en punto muerto. ¿Qué está pasando con Juventud? ¿Por qué su inactividad es tan alarmante?
En teoría, está delegacion debería ser un organismo dinámico, con la capacidad y el deber de conectar con la juventud alcalareña, ofrecerle recursos, actividades y oportunidades que estimulen su crecimiento personal y profesional. Pero lo que vemos es lo contrario: una pasividad preocupante, una falta de propuestas claras y una inacción que ha terminado por generar una enorme desconexión entre los jóvenes y quienes deberían estar a su servicio.
El papel de la delegada Paula Fuster, en particular, merece una reflexión profunda. El liderazgo no es solo una cuestión de estar en el cargo, sino de demostrar capacidad de gestión, empatía hacia los problemas de la juventud y, sobre todo, proactividad. Sin embargo, lo que ha primado es la falta de iniciativas significativas.
Se han perdido oportunidades clave para involucrar a los jóvenes en la vida cultural y social de la ciudad. Mientras tanto, otras áreas, como el deporte o la cultura, parecen avanzar con más dinamismo, dejando atrás a la delegación de Juventud encargada de trabajar con el sector más dinámico y vital de la población.
Los jóvenes de hoy enfrentan desafíos complejos: la precariedad laboral, la falta de espacios de participación, la crisis de salud mental y la constante sensación de que sus voces no son escuchadas. Ante este panorama, uno esperaría que una institución dedicada a la juventud estuviera trabajando con más empeño que nunca. Sin embargo, parece que la delegación ha optado por la cómoda postura del silencio, dejando a los jóvenes a su suerte.
La falta de planificación y la ausencia de eventos o iniciativas significativas es una señal clara de que algo no está funcionando. Los recursos parecen desperdiciarse en eventos que carecen de impacto real. No se fomenta una verdadera participación activa de la juventud, y peor aún, la Casa de la Juventud sigue sin abrirse, este edificio puede suponer la apertura de espacios donde nuestros jóvenes puedan expresar sus inquietudes o sus propuestas.
Es urgente que esta delegación se reactive, que la delegada asuma su responsabilidad con la seriedad que el cargo merece. No se trata solo de organizar eventos, sino de ser un verdadero puente entre las necesidades de los jóvenes y las soluciones que el gobierno local puede ofrecer.
El potencial de la juventud no puede seguir ignorado.
Maria José Casal