La trampa del parche: el deterioro de nuestras calles y la falta de visión del Ayuntamiento
Pasear por nuestra ciudad se ha convertido en un ejercicio de paciencia y equilibrio. Cada calle parece una suerte de mosaico caótico, resultado de décadas de parches mal ejecutados en lugar de hacer un mantenimiento integral y planificado en nuestras calles. ¿El problema? La falta de una política seria y sostenible por parte del Ayuntamiento en el cuidado del pavimento urbano.
La mayoría de las calles están plagadas de baches, hundimientos y un sinfín de remiendos que dan a la ciudad un aspecto descuidado y, en algunos casos, hasta inseguro. Los parches, lejos de ser una solución efectiva, son meros paliativos que terminan por agravar la situación a medio plazo. Con cada nueva intervención, la capa asfáltica pierde cohesión, y los defectos negativos se multiplican. Da la impresión de que se gasta mucho más en maquillar las calles, que en una verdadera mejora de la infraestructuras, que se encuentran obsoletas por el paso de los años y la continua dejadez.
El mal estado del pavimento no solo afecta a la estética de cada calle, sino también a la seguridad vial. Automovilistas, ciclistas y peatones deben esquivar los desperfectos, exponiéndose a accidentes a diario.
La política del parche que emplea tan asiduamente el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra no es nueva, pero lo que resulta incomprensible es que, en pleno siglo XXI, con acceso a tecnologías avanzadas y modelos de gestión eficientes, sigamos recurriendo a prácticas que claramente no funcionan. Esa Gran Ciudad de la que tanto hablan los políticos, que aspira a ser moderna, atractiva y funcional necesita calles bien asfaltadas, no lienzos de parches irregulares.
Nuestras calles no son solo vías de tránsito, sino también un reflejo de la calidad de vida y la gestión municipal. Merecemos más que remiendos; merecemos planificación, inversión y compromiso con el espacio público. Solo así podremos caminar por nuestra ciudad con tranquilidad.
La imagen de nuestras calles no puede seguir siendo la de una ciudad en constante deterioro.
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