Ruedas pinchadas, rayones en las puertas y robos en el interior de los coches son el día a día al que se enfrentan los usuarios del parking de San Francisco.
Desde que ayer publicamos la noticia sobre la apertura del aparcamiento, tras su remodelación, las quejas por los aparcacoches ilegales o ‘gorrillas’ no han parado de llegar a esta redacción.
Nos explican los usuarios que la remodelación de este espacio también debería llevar más control contra los gorrillas. Llevan sufriendo vandalismo contra sus vehículos desde hace años y culpan a los aparcacoches.
“Nos destrozan los coches con ensañamiento, rara es la vez que aparcas y no te han hecho un rayón de lado a lado,” explica una vecina y usuaria de esta zona.
“Antes de montarme miro las ruedas porque dejan caer tornillos alrededor que se clavan cuando inicias la marcha”, nos comenta otro usuario de este enclave que nos cuenta como este año lleva ya cuatro ruedas pinchadas.
Deuda pendiente
La presencia de gorrillas es una gran deuda pendiente de este Ayuntamiento alcalareño, son muchos los usuarios que reclaman mayor vigilancia contra ellos.
El de aparcacoches es además un negocio que elude la Ley, pues pedir dinero en la calle no es delito; pero utilizar la coacción para conseguirlo sí lo es. Por tanto, el único modo de combatir esta lacra es la colaboración ciudadana para cortar de raíz estas actuaciones ilícitas.
Lamentablemente, la Ley del Derecho a la Libre Circulación impide que se les pueda echar de los aparcamientos. De ahí que se inste a que todo aquel ciudadano que presencia o sea víctima de una amenaza o extorsión por parte de ellos denuncie.
Además, son muy pocas las veces que las personas dan el paso de denunciar una extorsión por parte de estos individuos, y optan por darle una pequeña cantidad de dinero al gorrilla. En estos casos, la Policía no puede hacer nada contra el aparcacoches porque teóricamente el ciudadano le entrega unas monedas de buena fe y sin que medien amenazas directas.
Lo cierto es que es una práctica que hay que erradicar en esta ciudad ya que provoca intranquilidad a los conductores y además crea una mala imagen a la ciudad.