VOX, de nuevo contra el sentido común.
VOX lo ha vuelto a hacer. Un folleto sobre educación sexual les ha dado más miedo que una crisis económica. Han conseguido que el Ayuntamiento de Sevilla lo retire. Y todo porque explicaba a los niños lo que VOX no soporta que sepan; que los cuerpos existen, que cambian, que sienten, que merecen respeto.
Dicen que protegen a los menores, pero lo que realmente protegen es su propia, antigua y ridícula ceguera. No quieren niños informados, quieren niños obedientes. No quieren preguntas, quieren silencio. Porque el silencio se controla mejor que el pensamiento.
Hablan de adoctrinamiento mientras intentan imponer el suyo. Hablan de libertad mientras censuran. Hablan de valores mientras promueven la ignorancia. Y luego se envuelven en la bandera, como si tapar la educación con patriotismo barato y chabacano la hiciera menos necesaria.
A VOX le asusta la palabra “masturbación”. Le pone nervioso “consentimiento”. Y la palabra “igualdad” les debe de sonar a chino mandarín, porque no la entendieron nunca. Les aterra que los niños aprendan lo que ellos jamás se atrevieron a preguntar. Les da miedo que una generación sepa quién es, cómo es y qué quiere ser.
La educación sexual no pervierte, orienta. No confunde, aclara. No manipula, libera. Pero claro, la libertad asusta. Sobre todo a quienes necesitan ciudadanos dóciles para seguir vendiendo miedo y eslóganes tan vacíos como sus propios cerebros.
VOX prefiere una escuela que calle antes que una que piense. Prefiere el rumor antes que el dato. Prefiere que los adolescentes se eduquen en Pornhub antes que en un aula. Prefiere niños avergonzados antes que niños informados. Prefiere el tabú al conocimiento, porque el conocimiento no les renta votos. Les encantaría tener una España llena de Mauricios Colmeneros.
Retirar un cuadernillo no es un gesto moral. Es una declaración de guerra al pensamiento. Una forma vulgar de decir “no queremos que los niños sepan”. Y, por si quedaba duda, es también un aviso de lo que VOX haría si algún día controlara los temarios; borrar la biología y sustituirla por miedo de antaño.
La educación sexual no es un capricho progresista, es simple salud pública. Es prevención. Es respeto. Es la herramienta más eficaz contra el abuso, la desvergüenza y la desinformación. Y lo saben, pero prefieren el escándalo, porque el escándalo da titulares y el conocimiento da libertad.
VOX no protege la infancia, la usa. La exhibe cuando le conviene y la abandona cuando estorba. La convierte en arma política y luego la llama “futuro”. Pero el futuro no se protege con censura. Se protege con educación.
Podrán retirar folletos, pero no podrán frenar la realidad. Los niños crecerán, preguntarán, querrán saber. Y cuando lo hagan, descubrirán que los que decían protegerlos solo querían mantenerlos en la oscuridad. En esa oscuridad arcaica y trasnochada que tanto echan de menos.
Juanlu Rodríguez.