Hace cinco años que nuestra vida cotidiana se paró de golpe. La inquietud y el miedo se apoderaron de la sociedad. Empezamos a oír sobre el COVID, una enfermedad nueva y muy grave que en sólo tres años se llevó la vida de 120.000 personas en nuestro país
Tal día como hoy, 14 de marzo, Pedro Sánchez declaraba el estado de alarma dejando solo abiertos las farmacias y supermercados para alimentación y productos de primera necesidad.
Los comercios cerraron, los colegios sin alumnos y las calles vacías. También se cerraron las fronteras y la movilidad solo se permitía con un permiso especial.
Y mientras tanto, todos estuvimos confinados en casa para evitar contagiarnos y contagiar. Se extendió el teletrabajo y las clases se daban por ordenador.
La peor batalla se daba en los hospitales y así surgieron también los aplausos que cada noche dedicábamos a quienes luchaban por contener la enfermedad, en señal de agradecimiento y para darles ánimo.
Los momentos más dolorosos se vivieron con los fallecidos, los entierros más tristes sin funeral y con un máximo de tres familiares en la despedida.
El estado de alarma continuó hasta el 21 de junio, poco antes pudimos salir a la calle por turnos. Por delante quedaban nuevas olas de pandemia, vacunas, otro estado de alarma, toques de queda, mascarillas, restricciones y la distancia de seguridad.
Parece que fue ayer, pero han pasado ya 5 años.