La tragedia ha sacudido esta mañana la obra de la Casa Ibarra en Alcalá, donde dos trabajadores han perdido la vida tras el derrumbe de un muro. Según el relato de José Antonio Solís, sobrino de uno de los fallecidos y también operario en la misma obra, las condiciones de seguridad eran inexistentes: “No había seguridad”, ha declarado visiblemente afectado ante los medios. Ha asegurado que el edificio “no estaba apuntalado”.
El siniestro ocurrió cuando parte del techo se desplomó y cayó sobre los dos trabajadores. José Antonio salvó su vida por centímetros: “Se desplomó el techo y le pegó a mis dos compañeros. Yo me libré porque me eché hacia un lado”, ha contado con la voz entrecortada. Uno de los fallecidos era su propio tío.
El joven ha denunciado públicamente que los empleados ya habían advertido a la empresa de la situación de riesgo. “Los trabajadores se quejaron por la falta de seguridad, pero la empresa no hizo nada”, ha afirmado con indignación.
Otros familiares de uno de los fallecidos aseguran que este era el tercer retén que se desplazaba, haciendo un trayecto de dos horas y media, porque otros dos equipos de obreros se habían negado a trabajar en esas condiciones: “Dos grupos de trabajo se han ido por falta de seguridad y sin puntales. Y estos compañeros estaban aquí porque les hacía falta, explotados”.
Las autoridades han abierto una investigación para esclarecer las causas del derrumbe y determinar si hubo negligencia por parte de la empresa constructora.
Mientras tanto, la conmoción y la rabia se extienden entre los compañeros y familiares de las víctimas, que exigen responsabilidades por unas muertes que, aseguran, podrían haberse evitado.