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Política municipal: ese deporte de riesgo con presupuesto limitado

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Política municipal: ese deporte de riesgo con presupuesto limitado

¿Quién quiere ser alcalde? Nadie sensato y prudente, ya te lo digo yo.Porque gobernar un municipio hoy es como intentar jugar al Tetris con piezas que no encajan, en una Game Boy de esas más antiguas que los balcones de palo y mientras los vecinos te gritan desde la grada y los perfiles correspondientes del caralibro que pongas un parque, arregles una farola, arregles una tubería y bajes el IBI… todo a la vez y sin pasar por la casilla de salida como hacíamos en el Monopoly. Ah, y por supuesto hacerlo con una eterna sonrisa.

Los retos de la política municipal son tan variados como las excusas y las propuestas de un político en campaña. Empezamos con la gestión de residuos, ese arte milenario de recoger nuestra porquería sin que huela mucho ni salga en ninguna foto de, otra vez el caralibro. Algunos ayuntamientos aún creen que reciclar consiste en poner tres cubos de colores y confiar en la buena voluntad del vecindario. Lo siento, no funciona. Y cuando la basura se acumula, siempre aparece el salvapatrias de turno que propone una “solución integral” que, casualmente, siempre incluye una consultora externa, tres powerpoints, veinticinco informes y ninguna mejora.

Luego está la joya de la corona: los servicios públicos de calidad. ¿Calidad? Los cojones, calidad. Si por calidad entendemos centros de salud sin médicos, autobuses que parecen eclipses y calles que se asfaltan y se pintan únicamente en año electoral. Porque nada grita “amor por el pueblo, os quiero y miro por vosotros” como una capa de alquitrán fresca antes de poner las urnas en los colegios del barrio de turno.

Y no hablemos de la famosa movilidad sostenible, ese mantra que se repite más que el reguetón… Las ciudades quieren ser verdes, limpias y llenas de bicis, innovación lo llaman… ojo, siempre que no se toque ni un solo aparcamiento. Porque la sostenibilidad está muy bien, pero que no me toquen el coche, que lo necesito en la mismísima puerta de mi casa para ir a por el pan y para meter a mi niño literalmente dentro del aula porque dejarlo a 50 metros de la puerta del cole es de mal padre o mala madre a los ojos de uno mismo y del resto del mundo. Luego, cuando terminamos con carriles bici que acaban en una rotonda sin salida o con estaciones de carga eléctrica sin electricidad, volvemos otra vez al caralibro a criticar a los inútiles del ayuntamiento.

Pero si hay algo que los ayuntamientos manejan con pericia es la lucha contra la desigualdad. Eso sí, siempre y cuando no implique tocar intereses, presupuestos o amigos del partido, que son los que luego pegan carteles, ejercen de interventores/controladores de asistencia de toda la bien llamada «red clientelar» y que son los que ganan las elecciones. Las políticas sociales abundan en los discursos, brillan en los actos institucionales y duermen el sueño de los justos en los cajones de los despachos. Mientras tanto, barrios enteros siguen olvidados, pero oye, la ciudad tiene una app nueva para consultar las multas de tráfico, un contador de personas en la calle mas céntrica y varios pasos de peatones con lucecitas. Todo muy inclusivo y fotografiable ¿existe la palabra «fotografiable»? Bueno, puesta está.

En el plano interno, los municipios deben fortalecer su gobernanza, es decir, intentar que el consistorio no parezca una reunión familiar donde todos se odian en secreto o en abierto. Y también se habla mucho de transparencia y rendición de cuentas, pero no se emocionen: en muchos ayuntamientos, la transparencia es como el wifi gratis (prometida en todas partes, pero que rara vez funciona bien).

Y no olvidemos el nuevo especimen nacido a la sombra de.. (sí, el caralibro otra vez); la ciudadanía exigente. Cada vez más vecinos son ahora expertos en urbanismo, fiscales rigurosos de lo público y un auténtico community manager de su calle y de la calle de su madre, esa bendita mujer que ya peina canas y a la cual el caralibro le produce el famoso síndrome de extra sudoración vaginal del que tan acertadamente habla el gran Manu Sánchez.

El problema es que diferentes políticos locales aún creen que con una banda de música y una paella popular se solucionan todos los males. Pues no, los tiempos cambian. Y lo hacen más rápido que los equipos de gobierno y las inútiles oposiciones de cada cuatro años.

En definitiva, y ahora me pongo más solemne… gobernar un municipio hoy es enfrentarse a desafíos complejos, decisiones impopulares y presupuestos insuficientes, trabajar muchas veces con pocos medios económicos, materiales y personales y de nada sirve a la gestión diaria pasarse el día queriendo parecer simpático en Instagram. Y para colmo, los que evalúan la gestión suelen hacerlo injustamente en clave nacional por lo que ven en la tele (ahora no meto al caralibro en esto) y van a votar en su mayoría a una marca electoral generalista creyendo que van a tener de Alcalde o Alcaldesa a Feijóo, Sánchez, Díaz, Rufián o Abascal en vez de al pobre vecino dispuesto a martirizarse y que se arranca a querer serlo sin saber muy bien dónde se va a meter.

Es un oficio desagradecido, sacrificado, y digno de un respeto máximo que nunca se le termina teniendo, más allá de cómo vayan las cosas, y esto lo digo de forma completamente sincera.

Y sabiendo todo esto, ya podemos arrancar el vespino de la crítica, darle la patada al pedal, acelerar con el puño y empezar con el célebre y famoso «no me gusta criticar, pero…».

Sí, con el ejemplo del vespino se me ha notado la edad, pero tú tambien lo has entendido y lo sabes.

Juanlu Rodríguez.

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María José Casal
María José Casalhttps://alcalainformacion.com/
Periodista. Con mas de 20 años de experiencia en la redacción, edición y publicación de noticias en medios impresos y digitales. Empecé trabajando para el Diario ABC y la Agencia Efe. Realicé tareas de redacción para distintos programas de Canal Sur. Estuve trabajando 12 años como corresponsal para el Correo de Andalucía. Soy Fundadora del diario digital Alcalá Información, proyecto ilusionante que crece desde hace 7 años gracias al trabajo y dedicación de un grupo de profesionales increíbles y con los que da gusto poder compartir mesa de trabajo.
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