DESDE LA ATALAYA

EL BIPARTIDISMO, LA VERDADERA LACRA DE ESPAÑA

Después del resultado del último domingo de elecciones, los diferentes partidos políticos se esfuerzan en escenificar un falso triunfalismo porque los cuatro jinetes del apocalipsis político español han quedado en un abrupto secarral del que no saben cómo salir. El PP, que tanto se esforzó en fagocitar Ciudadanos, acaba de aprender que no es igual de fácil convencer a cuatro políticos yuppies con menos vida laboral que un gato persa y vendidos al poder del dinero que al electorado liberal y centrista; un electorado que es inteligente y perfectamente capaz de apoyarte en un momento determinado, hacerte pagar caro tus errores y no dejarse embaucar por cualquiera que llegue a contarle cuentos, cual flautista de Hamelin se tratase.

Por su parte, el PSOE no se hunde como todos preveían (bueno, todos menos Tezanos, a cada uno lo suyo) pero tendrá que hacer auténtica ingeniería vendiendo lo que haya que vender (siempre que pague el estado, claro está) a nacionalistas, independentistas y ahora, también a delincuentes prófugos de la justicia.

VOX y SUMAR tanto monta, monta tanto. Se hacen cada vez más pequeños empeñados en su propia intolerancia e intransigencia, ya no ilusionan como antes y es rocambolesco que separándoles un abismo ideológico, se parezcan tanto en sus actitudes, defectos y posiblemente su final.

Mientras, el personaje Puigdemont se atusa su pelo de Playmobil mientras ve que se convierte en actor principal de una película de la que sólo le interesa su expolio y su fracaso. No lo oculta y eso se agradece, al menos no engaña a nadie cuando dice a voz en grito que el estado español y su prosperidad se la pela total y absolutamente. Pero ¿de quién es la verdadera culpa de que este delincuente huido de la justicia sea ahora un actor principal en el futuro más inmediato de España?

Pues a mi juicio es del bipartidismo corrupto de nuestro país; ese bipartidismo que representa lo peor de la política española desde la transición en forma de ERES, Gurtel, bacanales con prostitutas y cocaína pagadas con el dinero de los parados andaluces, Púnica, GAL… El mismo bipartidismo que ha inundado de miseria, mediocridad e incompetencia el sector público financiero mientras se lo llevaban calentito con las tarjetas Black, el de los ordenadores de la calle Génova rotos a martillazos, el de los chiringuitos en forma de mancomunidades y empresas públicas montadas para chupar la sangre del erario de todos y el “M. Rajoy” en los apuntes de un tesorero corrupto es incapaz de ponerse de acuerdo para que un delincuente sea decisivo en la gobernabilidad de España.

Incapaz de acordar cualquier cosa que no sea repartirse a los jueces en esa perversión hecha ley en la composición del Tribunal Constitucional. O para mirar para otro lado mientras el sistema electoral les beneficia sobre los demás partidos. O para taparse las miserias ajenas porque las propias vendrán y también deberán ser tapadas.

El bipartidismo corrupto y mafioso de España es corresponsable del auge de los populismos de izquierda y derecha a los que se venden a precio de saldo con fines electoralistas y corto placistas, es corresponsable del desastre educativo de nuestro país con hasta ocho leyes distintas en cuarenta años. Es también correponsable de la sobrerrepresentación electoral de grupos independentistas y nacionalistas que luego los chantajean a cambio del poder, es corresponsable de resucitar a Franco y a ETA un día sí y el otro también según les convenga sin ningún tipo de escrúpulo y es correponsable de la falta de acuerdos de estado para otras mil cosas que necesitamos en nuestro día a día.

Mientras el bipartidismo nos malgobierna la deuda pública aumenta, la falta de recursos educativos es algo endémico, la sanidad pública se va muriendo poco a poco, el problema de la natalidad se agrava, la población es cada vez más mayor, las ciudades se desindustrializan a pasos agigantados, la España vaciada prolifera cada vez más… ¿y ellos? Pues echándose mierda uno al otro, mintiendo miserablemente y cada vez con mayor descaro a los españoles en una especie de competición de la indignidad.

Cualquier buena noticia que nos traiga el bipartidismo de rojos y azules a día de hoy será pura coincidencia o simplemente una nueva mentira, y ya van unas cuantas. Dejen de creerlos porque no lo merecen.

Juanlu Rodríguez.