Y mientras todos estamos expectantes por la inestabilidad atmosférica que reina en este Domingo de Ramos. Los costaleros de la Borriquita se reúnen un año más en el ‘Patio de la Mari’.
Ese patio que cada año acoge a todos los costaleros y que se convierte en un lugar mágico lleno de olor a torrijas y pestiños de miel. Este patio de vecinos es muy conocido en el barrio de San Agustín, porque se ha convertido es una especie de vestidor sagrado para los costaleros de La Bondad.
‘Los helaeros del galeón de San Agustín’ como ellos mismos se llaman tienen este año el corazón encogido por las predicciones de lluvia, pero aquí están, en el patio de la Mari mientras se visten, se aprietan la faja y se encomiendan con felicidad e ilusión para ver si es posible que este año veamos al Señor de la Bondad procesionar por nuestras calles.