Enhorabuena a mi hermandad de La Borriquita.
Enhorabuena por una misa de palmas masiva, por no perder nunca la ilusión que la calima se empeñaba en manchar y por enfrentar los malos augurios mañaneros con las benditas armas de la fe y una humilde rama de olivo.
Enhorabuena por pintar Alcalá con más de 400 capirotes rojos durante las horas previas, por sus 180 costaleros que jamás perdimos la esperanza hasta el último minuto.
Enhorabuena al cuerpo de capataces que ha brillado hoy en su labor más sombría; seguir animando, seguir trabajando, seguir preparando y seguir y seguir… porque la incertidumbre así lo exigía.
Enhorabuena por esa banda de la Bondad a la que cada día se lo ponen más difícil entre la intolerancia de unos y la dejadez de otros, pero que sigue pegando pellizcos a los corazones alcalareños con cada marcha y cada redoble de tambor. Benditos seáis, porque tocáis anunciando la llegada del Señor.
Enhorabuena por una Junta de Gobierno que ha evitado que el agua y el barro corran por el rostro de la Virgen de la Oliva y del Señor de la Bondad, que además de conservar el patrimonio material ha cuidado del humano tomando una decisión con la cabeza sin escuchar a un corazón que deseaba con todas sus fuerzas abrir las puertas de San Agustín como tantas veces.
Enhorabuena a esos padres, que a pesar de su dolor han consolado a los niños que son el futuro de la hermandad y que hoy han aprendido de forma dolorosa que la grandeza también está en saber decir «hoy no».
Enhorabuena a ti, Mari. Porque podrá llover lo que quiera que tú sigues abriendo tu casa, tu familia y tu corazón a los helaeros de San Agustín que tanto te queremos.
Enhorabuena por la dignidad, el señorío, la categoría y el amor a Dios y a su Madre que hoy, más que nunca, se ha derramado en San Agustín.
El año que viene volveremos y la tarde, la luz, y los rostros de todos nosotros serán otra historia.
Y lo será porque el Señor y su Madre así lo querrán.
Estoy seguro.
Juanlu Rodríguez.