El PSOE contra la libertad de prensa. Un ataque sin precedentes al corazón de la Democracia:
El derecho a la libertad de expresión, la libertad de prensa y de información son pilares esenciales en una Democracia. Así lo ha venido señalando tanto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como nuestro Tribunal Constitucional.
De forma muy clara reza en el artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos: Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas SIN que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.
Nuestro Texto Constitucional también reconoce y garantiza estos derechos en su artículo 20. Por un lado, derecho a “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción” (libertad de expresión), y, por otro lado, el derecho a “comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión” (libertad de información).
Ahora bien, estos derechos fundamentales, como todos, no son ilimitados. Tienen límites. Y nuestra Constitución lo establece en su artículo 20.4: “Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en el Título I de la Constitución, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia”.
Por lo tanto, cuando un ciudadano, político incluido, entiende que la información o alguna expresión vertida en un medio de comunicación es errónea o falsa, y/o que atenta contra su honor, el ordenamiento jurídico español posibilita varios mecanismos legales a su alcance, que van desde pedir una rectificación, a ejercer acciones civiles o penales.
Lo que es inadmisible en un Estado constitucional y democrático es que un Presidente de Gobierno pida un derecho de inmunidad informativa y judicial para él, su mujer y su entorno familiar. Y que vaya repartiendo carnets de quienes son periodistas y quienes no, qué periodistas son buenos y cuales son malos, y qué es un medio de comunicación y que no lo es, según si las informaciones publicadas le afectan o no, y por exclusivo interés y conveniencia personal.
No caigamos en discursos populistas ni en debates falsos y demagógicos, que lo único que hacen es retroceder en democracia, en libertad y en derechos.Sin libertad de expresión, sin libertad de información, y sin independencia judicial no hay democracia.
Por la libertad de prensa. Por la libertad de expresión. Por la independencia judicial. Por la democracia.
Pedro Pineda Celis
Graduado en Derecho.