EL INICIO DEL COLE; ACOSO ESCOLAR
Todavía con las últimas calores y ya tenemos aquí la vuelta al cole. Todos nos imaginamos cada año esa idílica imagen de los niños sonriendo felices en el primer día de clase y puede ser una sensación real en mucho casos, la inmensa mayoría.
Pero hay otra realidad incómoda para muchos, dolorosa y a veces trágica para otros; la del acoso escolar. Este año (ojalá me equivoque) volveremos a conocer en los medios informativos a lo largo del curso nuevos casos de niños acosados que saltan a la luz pública cuando la situación llega a dramáticos límites y entonces nos preguntamos qué estamos haciendo mal. Luego, la desazón se olvida al pasar el informativo de turno a la siguiente noticia.
Durante este verano hemos sido testigos de una esperpéntica campaña electoral donde al igual que otros temas de vital importancia, nadie o casi nadie ha hablado del acoso escolar como la triste realidad que supone, donde niñas y niños de nuestro entorno lo pasan mal cada día, se ven sumidos en la oscuridad y no disfrutan de la mejor etapa de sus vidas, el colegio y la niñez. Como suele ocurrir, nuestra clase política aporta poco o nada en esta temática, al igual que en muchas otras donde la sociedad se la juega cada día.
Desde estas líneas me gustaría hacer un llamamiento a toda la comunidad educativa en particular y a toda la sociedad en general porque la lucha contra el acoso escolar empezó hace tiempo y se lucha con prevención e información desde cada colegio y cada instituto, pero hay que perseverar en el esfuerzo. Cuando conocemos un caso de acoso escolar, el sufrimiento del niño acosado ya viene de tiempo atrás y supone una carga enorme. Los protocolos muchas veces no funcionan y las soluciones se aplican tarde y mal. Los profesores están expuestos a los pies de los caballos en este tema por la falta de personal y recursos ya endémica de la educación pública y muchas veces y aunque su compromiso en este tema es firme, no pueden llegar a identificar situaciones con la suficiente rapidez y eficacia para cortar de raíz una problemática que se complica mucho conforme va pasando el tiempo.
El ayuntamiento, a través de la delegación de Educación, puede y debe trabajar este asunto desde la prevención, la concienciación y la formación a familias y alumnos, así como facilitar herramientas y recursos complementarios a los docentes para identificar casos de forma precoz.
Los padres tenemos también una enorme responsabilidad, porque tanto un niño acosado como uno acosador emiten señales muy claras que se pueden y se deben identificar de forma sencilla si levantamos la vista del móvil y de Netflix, nos fijamos en nuestros hijos y tratamos de escucharlos y de pasar algo más de tiempo con ellos.
Y todos, todos, debemos trabajar la empatía, la tolerancia, el respeto a la diferencia y el amor por los demás para reducir primero y acabar después con una lacra que provoca muchísimo sufrimiento a personitas encantadoras que aún no disponen de herramientas comunicativas, sociales y culturales para defenderse por sí mismos.
Hagamos entre todos que los colegios e institutos alcalareños sean esos lugares entrañables donde los niños y niñas se formen y se eduquen en un entorno sano, limpio, con buen ambiente y donde nadie les pueda quitar la felicidad. Una Alcalá de Guadaíra libre de acoso escolar.
Nuestros alumnos lo merecen.
Juanlu Rodríguez.