LA ÚLTIMA PUÑALADA AL MERCADO DE ABASTOS; DESCANSE EN PAZ
Si ya estaba muerto y enterrado, el mercado de abastos de Alcalá recibió en el último pleno municipal el rejonazo definitivo. Un edificio singular destinado al comercio netamente alcalareño se va de nuestra ciudad (en realidad hace tiempo que se fue) para nunca volver. Según el gobierno municipal, decisión tomada por el desinterés manifiesto de los comerciantes alcalareños, esos mismos y esto lo añado yo, que van produciendo valor añadido a la ciudad allá por donde pasan y a base de emprendimiento, sacrificio, esfuerzo, incertidumbre muchas veces, honestidad y apuesta por lo nuestro siempre.
Culpar a la ley de la oferta y la demanda siempre fue muy socorrido por parte de los que luego reniegan de ella con sus políticas. Es como tachar al resto de “liberales” cuando se ha gobernado sujeto a políticas liberales durante cuatro años (y menos mal que así fue) en el colmo del cinismo político, pero independientemente del fracaso del proyecto quiero detenerme en una expresión que recién acabo de usar; valor añadido. ¿Dedicar un edificio singular de nuestra zona centro al cobro de impuestos es generar valor añadido a una ciudad?
Porque yo creo que realmente ese es el debate real, el debate que nadie en la oposición ha sabido enfocar y en el que el gobierno municipal hubiera encallado como un crucero en los corrales de Chipiona. ¿Por qué regalar el edificio a OPAEF? ¿Qué valor añadido ofrece una oficina de cobro? ¿Más o menos que un centro de salud que el centro no tiene, por cierto con una población generalmente más envejecida que la del resto de Alcalá? ¿Más o menos que un centro cívico? ¿Más o menos que reubicar allí la Escuela oficial de Idiomas? ¿Más o menos que inaugurar allí la mil veces prometida y nunca realizada escuela de flamenco? O tantas otras carencias insoportables por lo perennes del centro de nuestra querida Alcalá.
El verdadero criterio (criterio es una palabra más importante que planificación, señores de la oposición, porque es imposible lo segundo sin lo primero) es que un edificio público, vacío y en deshuso debe aportar valor añadido cuando se le da una nueva utilidad. Un valor añadido que puede adoptar diferentes formas; cultural, histórico, comercial, sanitario… y que desaparece con el uso que se le da desde el día de hoy y en adelante, cuando cada vez más gente paga de forma telemática y casi nadie va a guardar cola para pagar; si acaso para cobrar, pero no para pagar.
Dedicar el uso del edificio de la antigua plaza de abastos al cobro de recibos de OPAEF es renunciar al valor añadido de miles de otros usos posibles, es vivir de espaldas a la ciudad y al centro una vez más, es una política de tantas de “bienqueda” con un ente como la Diputación Provincial que sigue manejado por el PSOE de Andalucía, es prorizar otras cosas al beneficio de la ciudad y es el ejemplo perfecto de cómo se conduce un gobierno ensimismado en sus intereses internos, presentes y futuros, y que dedica poco tiempo a hacer cosas que de verdad beneficien a la ciudad.
Y esta es la realidad que tenemos; un equipo de gobierno sin “valor añadido” y una oposición cazando moscas. Aparte de un grupo andalucista al que parece que ahora OPAEF le gusta mucho más que antes, cosa que podría sorprender a algunos, pero que a mí personalmente no me sorprende en absoluto…
Hoy hemos perdido un edificio. Pensar en qué perderemos mañana da pavor.
Juanlu Rodríguez.